Hay calles que parece que no pase el tiempo por ellas como esta de Joaquín Costa. Pero si observamos bien algo ha cambiado, primero la población autóctona que ahora es mayoritariamente pakistaní y también los posicionamientos de la farola de gas, así como la placa del nomenclátor de la calle Wifredo que ahora la llaman Guifré. Las aceras ya no tienen bordillo.... Por otro lado ya no hay establecimientos de "Casas de Baños" tan populares cuando en las casas había agua de depósito y te bañabas en un barreño... Pero es curioso que sigan colgando pancartas y abalorios entre casas sobre la calle, aunque hace 100 años serían para festejar si o si al santo de turno local y ahora son para denunciar la "gentrificación" si o si de los habitantes del barrio. Como veis parece que todo siga igual pero en el fondo tan solo el detalle decorativo de la esquina perdura... |
Ni nosotros somos los mismos, también hemos cambiado, por fuera...y por dentro.
ResponderEliminarSalut
Y si solo fuera eso....
EliminarEcho en falta esas farolas de hierro forjado, que se podrían haber ido actualizando.
ResponderEliminarEn otras ciudades como Santander las conservan en el casco viejo en perfecto estado.
Esa manía de traducir los nombres a veces chirría. Wifredo es un nombre godo que en sí es una transposición del "Wilfred" germánico. Dudo mucho que alguién en su época se dirigiese al "peludo" llamándole "Guifré".
Bueno, el ser humano siempre tiene algo que celebrar, o reivindicar, o sencillamente protestar colgando lienzos garabateados de los balcones. No hay mas que ver la "fiebre amarilla" que estamos pasando ahora, ¡¡ y sin antibiótico que valga !!.
Rodericus debes observar el faroleo como negocio, ahora si se conservan suelen ser todas iguales y hechas a molde de hierro colado algo así como los bancos de estilo seudomodernista que están por todas partes y entre pueblos remotos mesetarios o penibéticos, no importa que conociesen este movimiento "art nouveau" los plantan en sus plazas y punto.El resultado es un dolor a la vista que tira para atrás,pero ahí están.
EliminarLo de Wifredo me jodió mucho pues me gustaba el nombre y su deriva germánica. Pero eso nos demuestra que el Síndrome 1984 de George Orwell del que el Gran Uribe hoy hace referencia hace tiempo que se practica en nuestras calles https://granuribe50.blogspot.com/2018/09/releyendo-orwell.html#comment-form
Seguiremos atentos,
Mi madre que vivió en el número 33, siempre le llamaba calle poniente. estupendo artículo.
ResponderEliminarNosotros vivíamos cerca y también mi madre la llamaba "carré Punent" y yo no sabía a que se debía el cambio, y ni se me ocurría preguntar, en los años 50-60 éramos de barreño una vez a la semana y en verano en la pila del fregadero y con eso era suficiente
EliminarUn buen artículo el de Uribe. Coincido en todo, desde la estrechez de miras hasta la reinvención del pasado.
ResponderEliminarWifredo el "Pelusilla" murió bastante antes de que apareciesen la "Homilias de Organyá", así que el conde debió utilizar el romance vulgar procedente del latín como forma de comunicación oral y escrita ( aunque ignoro si sabia leer ).
Los poetas de la "Renaixença" como "Pitarra" hicieron bastante daño con sus ficciones históricas, que al final toda esta caterva han adoptado como la verdad inamovible, y dogmas de fe.
Un abrazo.
La suerte nuestra Rodericus es haber nacido en una época represiva que nos empujada a saber mas cosas de la verdad cotidiana y supongo que tu como yo intercambiábamos libros prohibidos. yo subía a Perpignan a comprar cosas tan variadas como una Biblia protestante o el Cosmopolitan del mes para verle las posaderas peludas al Burt Reynolds que por cierto murió ayer.(QEPD) Te digo todo esto porque supongo yo que fue esta situación la que despertó pasiones por conocer episodios nacionales y ahora tenemos la mochila bien cargada de vacunas historicistas de esas que tanto les gusta a los Xis-torristas de turno. Amén
Eliminar